La niebla va prendiendo en los castaños
su inmenso velo tenue. Se diría
que es del color de la melancolía
y del tamaño de los desengaños.

Vienen los años y se van los años
como se va y se viene la alegría.
Un Niño va a nacer en esta fría
plaza del corazón. Vientos extraños

hielan por las esquinas, quiebran ramas,
arrasan luces, encenizan llamas
y ahuyentan las palomas de la tierra.

Y, sin embargo, un Niño está viniendo
y pronto va a nacer -¡ya está naciendo!-
bajo los grises cielos de Inglaterra.

                 

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