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Emulando
a la serpiente arcángel derribado, pedestal de tu pureza, mi
María/Josefina (trillo es tu pie de la serpiente lista)... |
C
omo un nocturno buey de agua y barbecho que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores, y hecho de alfombras y de besos
hecho tu talón que me injuria beso y siembro de flores. C
oloco relicarios de mi especie a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto. M
ás mojado que el rostro de mi llanto, cuando el vidrio lanar del hielo
bala, cuando el invierno tu ventana cierra bajo a tus pies un gavilán
de ala, de ala manchada y corazón de tierra. Bajo a tus pies un
ramo derretido de humilde miel pataleada y sola, un despreciado corazón
caído en forma de alga y en figura de ola. |
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Agota el poeta/pastor su pirotécnia de metáforas de abandono
y seducción (barro, lengua, buey, gavilán, miel,
alga, ola, sapo..., y, sobre todo, corazón...). Me vienen a
la memoria las divertidas estrategias transformistas del agente de la TÍA
Mortadelo... Tampoco desiste Miguel. Y besa, embiste, muerde, golpea, solloza...,
perdidos los perfiles de su existir, en oficio de barro/cera indiferenciado que
espera de su artista la forma, el sello que le de valor y autenticidad. |
B
arro en vano me invisto de amapola, barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones, dándole a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones. A
penas si me pisas, si me pones la imagen de tu huella sobre encima, se
despedaza y rompe la armadura de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura, pidiéndote a pedazos que la oprima siempre
tu pie de liebre libre y loca. S
u taciturna nata se arracima, los sollozos agitan su arboleda de lana
cerebral bajo tu paso. Y pasas, y se queda incendiando su cera de
invierno ante el ocaso, mártir, alhaja y pasto de la rueda. |
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