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i religión, o sea, la
católica,
aporta a la poesía tres conceptos
que son fundamentales: la alabanza
de lo creado y de su Creador
(como en Akenatón, los himnos védicos,
San Francisco, Espronceda, Pound y Petse);
el júbilo de ser, pero el sentido
también de ser, al margen del azar
y de las ciegas fuerzas naturales;
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y,
por último, el drama, la tensión
de la lucha en un mundo relajado
que prescinde del cielo y del infierno.
Feliz
quien, al amparo de la fe,
escribe poesía desde el júbilo,
el drama, la alabanza y el sentido.
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