De
quién la culpa. No sé.
Mujer con cuerpo de niña
y entresueños de mujer.
Marzos
airosos y abriles
lluviosos, mayo otra vez. . .
Sobre la blusa doncella
aún no se tiene el clavel.
Delgada
y blanca se mira
en el espejo de pie,
desnudita en el espejo
y no ve lo que no ve.
Las
más pequeñas, ¡qué risas
jugando al condelaurel!
Las de los pechos henchidos,
¡qué orgullo de redondez!
Sólo
la niña crecida
de prisa, con hambre y sed
de sueño largo y naranjas,
triste y no sabe por qué.
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