Bajó a su huerto donde se cultivan
flores olorosas. Pastorea su rebaño
en los jardines y va a recoger lirios.
Cantar de los Cantares 6,2

De noche, cuando duermes,
robas al sueño
nenúfares purísimos,
lirios, romero...

Mari Carmen, florista,
carmen de huerto:
azahar de naranjos
¡embriagamiento!

Cantas a los claveles
coplas ardiendo.
Su penacho de lava
provoca incendios.

Enredaste un narciso
por tus cabellos.
El narciso-trompeta
grita: ¡Te quiero!

Por mi ojal he clavado
rosa de fuego,
mi amor que crece y crece:
rojo deseo.

Tu tienda es, Mari Carmen,
arca de cedro
donde salvar las flores
si llora el cielo.

Hueles a nardo y rosa
cuando te beso.
Yo perfumo mis labios
con sentimiento.


 

He plantado ternura
en verde tiesto.
Nacieron corazones:
pequeños versos.

Tejeré una diadema
con flor de almendro
para ti, primavera
de mis ensueños.

Cuando riegas las flores,
lloras por dentro:
tu patio de azaleas
está sediento.

Con húmedas caricias,
mojados versos,
palabras como nube,
lloveré tierno.

Ya separas tu ramo,
novia del viento:
margaritas silvestres,
soles abiertos.

Y repaso tu boca
por si la pierdo,
por si amanece dalia
sobre tus cerros.

Nicolás de la Carrera

 
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