¡Campanas
del corazón, tocad a boda y a risas, que hoy me caso con mi sombra
y hace falta musiquilla! Perdí
mis rosas de nube. Se apagó mi dalia niña. Ya soy un hombre
que llora sangrando por las esquinas. Me
sujetaron dos alas negras, grandes, con horquillas. Y tan mal me las prendieron
que casi pierdo la vida. Del
brazo de mis dolores, en la roja sacristía, los dos firmamos en
blanco. ¡Sombra, sombra, ya eres mía! |