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orillas
del estanque del Retiro,
sobre la barca en flor de una colina,
nos sentamos treinta y nueve
discípulos
encendidos de luz.
¡Es
mediodía!
Tomad
y comed, hermanos,
mis cinco panes de Bimbo,
mis dos latas de sardinas,
mi corazón de membrillo.
Yo
he traído caramelos,
naranjas, plátanos, higos.
Yo
aceitunas, avellanas,
y un bocata de chorizo.
Yo
tortilla de patata.
Y
yo queso El Caserío.
Pues
yo...
Probad...
El
mantel
de yerba está confundido:
creía que era diciembre
¡y late a mayo florido!
Tomad,
bebed agua blanca
de la fuente de los niños.
Primavera
de sabores.
¡Ambrosía: bufet místico!
Paladeamos las viandas,
maná de Dios eucarístico.
Se llena de amor el grupo
en fiesta, junto al camino.
Yo
cantaré una balada.
¿Bailamos
un fandanguillo?
Os
voy a contar un chiste.
Yo
me sé un acertijo...
Danzamos
una polka y sevillanas,
y rock duro.
Tejemos
una roja diadema
de treinta y nueve corazones
en palpitar de hoguera,
para adornar Su frente,
Sol
purísimo,
para bailar Su azul Presencia.
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