He
parido un bebito blando, puro.
No de mi esperma: de mi pensamiento.
No en la cuna del vientre: por mi aliento.
Orgasmo en llamarada de futuro.
Mi
dolorida escoria cauce oscuro
se hizo magma de luz, embrión, fermento.
He sembrado mi corazón al viento:
te ha nacido un rosal rojo, maduro.
Nació
por tu cerebro adolescente
un rayo de verdad. ¡Y cómo vibro
ebrio de su perfume y lava ardiente!
¡Ya
me puedo morir: escribí un libro
de poesía,
planté ideas hermosas,
y me ha nacido un hijo entre las rosas!
|