Me libré
de los
templos: sonreídme
 
 




Se ignora la fecha exacta de composición del poema Sonreídme. Por la llamada final a las armas, podría datarse muy próximo a la contienda civil. No se ha publicado, en vida del poeta, en libro ni revista. Pero resulta un buen encefalocardiograma lírico del Miguel neorevolucionario (¡Quién te ha visto y quién te ve, y sombra de lo que eras!).

Lo define Cano como "canto de victoria por su liberación del mundo del capital y por su ingreso en el de los obreros". Y añade: "También aquí la Iglesia le sirve de símbolo del capital, entrelazando una vez más lo social y lo religioso y reforzando la unidad radical de su cosmovisión obsesivamente preocupada de todo problema humano."

El tono es descaradamente subversivo, de bandera comunista (se exaltan la hoz y el martillo). No arremete directamente contra Dios, como cuando su amigo Rafael Alberti escribe aquel nietzscheano poema de La lucha por la tierra: "Pero ahora, Señor, una hoz te ha segado la cabeza / y un martillo de un golpe ha derribado tu trono para siempre./ Es una estrella roja la que incendia los escombros podridos de tu cielo..."

Marina Mayoral expresa asimismo que "no hubo crisis de fe en sentido estricto. Se trata más bien de apartarse de algo que sometía y desvirtuaba su verdadera naturaleza y, por otra parte, de lograr una sociedad más justa..." Converge Mojica en su opinión de crisis de fe en la iglesia, y no en Dios: "En el ambiente desequilibrado, revuelto y anticlerical de aquellas fechas, Miguel identifica Iglesia y religión con capital y explotación del obrero, aunque se detiene en una actitud anticlerical, sin avanzar a lo antirreligioso."

Pero leamos detenidamente este significativo poema:

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