–Enfermera:
Jesús tiene calentura
de amor y de primavera.
¿Sabes tú con qué se cura?

–Enfermera, por favor,
piensa qué le vas a dar,
que es el suyo un mal de Amor
que no se puede curar.

–Enfermera:
acércate hasta el Portal
y ponte a su cabecera.
¡Ay, si su Madre supiera
con qué se cura este mal!

La enfermera, en oración,
se arrodilló humildemente.
Como una roja simiente
le dejó su corazón
sobre la paja del heno.

                                                

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