"No estamos huecas por dentro, hijas", decía Teresa a sus monjas. Como Gabriel Celaya que, en [A solas soy alguien], interpela dialécticamente al hombre masa, gente, que todos llevamos dentro ("en la calle nadie / vale lo que vale") y al hombre a solas, "rico de secretos", ("a solas medito / siento que me crezco"). También nos invita Segundo de Dios, en [El manantial], a descubrir la interioridad, esta vez como fuente que mana y corre en nosotros (aunque es de noche).

Metáfora del agua…. Metáfora del fuego… Y con Venancio Sánchez [Hombre en llamas] nos sentimos arder, convertidos en antorcha, llama viva. Y descubrimos que, también a nuestro alrededor, todo se ha ido encendiendo misteriosamente como zarza de Horeb. Así lo sugiere Juan Bautista Bertrán por los versos de [A veces por las venas de las cosas].

No es fácil abandonar el alma a la Esencia, en el círculo de [La meditación]. Pero "¿quién se queda sin ver a Dios?", descubre Moreno Villa. Hasta los mismos ángeles saben que mejor que cantar en algarabía es adorar en silencio. Así lo medita Luz María Jiménez Faro, en [Coro de Ángeles]

Si a alguien le cosquillea el gusanillo
de ampliar las intuiciones por aquí apuntadas, les sugiero el capítulo 9 de mi libro Buscando a Dios entre las luces (BAC 2000), que titulo:
El perro bondadoso del silencio
.

  
     

LA FE

Porque Dios está cerca.
Dios está aquí. Nos mira.
Vierte sobre nosotros
su canícula.
Hondas llamas de pronto
somos que rojas brillan.
Llamas somos de pronto,
no ceniza.

Carlos Salomón

 

                                        
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