Noche
cerrada
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Ya
no puedo ir más allá.
Tropiezo de pronto en una piedra dura y negra y no puedo ir más allá. Tengo que recular y camino hacia atrás camino, como un ciego camino y tropiezo de nuevo en algo duro otra vez, otra piedra negra que no me deja pasar. Y el cielo se oscurece y se hace duro también. Entonces me amedrento y grito. No oigo nada, y no puedo llorar. ¡Oh, niño perdido y solo! El día no llega nunca, nunca, nunca, nunca. ¿Por qué me dejáis abandonado, ángeles amigos ? ¡No me abandonéis! Haced algún ruido ¡moved las alas! Un ruido de alas siquiera un ruido de alas. ¿Dónde estáis, ángeles amigos? |
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León Felipe |