10 buenas razones
para utilizar
la Llave de los Sentidos

1.
Conservar y estimular sus funciones intelectuales. En muchas lesiones cerebrales, no han muerto todas las neuronas, y la función perdida, gracias a una reeducación activa, puede sustituirse por otros sistemas neuronales vecinos: es el fenómeno de la plasticidad cerebral funcional. La Llave de los Sentidos es un método, entre otros, destinado a ayudar al anciano a conservar y reencontrar, entre los pliegues de la memoria, un pasado rico de conocimientos, de ideas, de emociones, a vivir un presente inscrito en la continuidad de un proyecto de vida.

2.
Estimular sus funciones sensoriales. ¿Qué sería de nosotros si se nos privara durante muchos días de todos nuestros sentidos? ¿Has pensado alguna vez cómo sería tu vida ciego o sordo? Pero ¿es posible sobrevivir siendo sordo y ciego? Miles de personas viven así en el mundo. En nuestra sociedad occidental las personas mayores experimentan poco a poco cómo se va replegando su universo hasta verse encerradas en el pequeño mundo del sillón y la cama, con el mando a distancia del televisor entre los dedos pero ajenos a la pantalla. Y acaban por no ver nada, no entender nada, no sentir nada en un universo monótono, predecible. Si le llevaseis flores, podrían olerlas,admirarlas…Confiad vuestro bebé a vuestro peor enemigo, y, por instinto, lo cuidará con atención y ternura. ¿Por qué dejamos que nuestros ancianos se marchiten, vayan perdiendo el leguaje, sus deseos de vivir?



 

3.
Descubrir y redescubrir el placer. En la sociedad de consumo en que vivimos nos movemos por el placer y displacer: escogemos los alimentos más en función de lo que nos gusta que en función de nuestras necesidades alimenticias. ¿Tratamos así a nuestros ancianos? ¿Les dejamos escoger aquello que les apetece, o, mas bien, aquello que pensamos que les es más útil, más cómodo, más higiénico?

Un ejemplo: Ha nevado. Se le coloca el sillón de cara al paisaje para ver caer la nieve. Pero resultaría más estimulante llenar un cubo con nieve. Cuando Marcela ha tocado la nieve, se ha vuelto medio loca, riendo y gritando. Radiante de felicidad, intentaba hacer una bola para tirarla… Rechazó el intento de calentar sus frías manos: “No, no, me gusta el frío de la nieve…” Objetivo: no sólo estimular a la persona, sino facilitarle placeres siempre renovados por la variedad de los estímulos utilizados.

4.
Alimentar su imaginación. Una única, una pequeña llave de los sentidos es una puerta que se abre a otra época, a otros lugares, a otros personajes. Sus labios que sonríen, su perdida mirada, nos transmiten la felicidad de imaginar.

5.
Redescubrir su identidad. La persona mayor, sobre todo si está domiciliada en una residencia, suele vivir desposeída de sus papeles de identidad, de su monedero, por ejemplo, que ya no volverá a usar. Sus vestidos serán elegidos por su funcionalidad, sin apenas consultarla. (Si alguien intentase modificar, sin nuestro consentimiento, nuestro peinado, nuestra forma de vestir, nuestra estética, nos movilizaríamos de inmediato porque se está violando severamente nuestra personalidad…) Cada adulto mayor es único y tratar de facilitarle una llave de los sentidos adaptada a su personalidad nos ayudará a descubrir sus gustos, su modo de vida, sus deseos, sus ideas, si le sabemos escuchar, observar, respetar…

6.
Reaprender a comunicarse. La llave de los sentidos ofrece un precioso pretexto para dialogar, para intercambiar, con una escucha y respeto mutuos.

 

 

7.
Resentir emociones. La persona de edad se siente conocida se siente reconocida. Cuanto mejor escogida esté la Llave de los Sentidos, será más hondamente afectada, porque se establece un vínculo afectivo que enciende el corazón.

8.
Encontrar nuevos grupos de pertenencia. La llave de los sentidos abre las puertas a una memoria colectiva que facilita a muchas personas encontrarse para hacer juntos parte del camino.

9.
Reaprender a desear. A Miguel, de 77 años, hemipléjico, le gustaría saborear una tarrina de miel, pero no es posible en la residencia. Le gustaría escuchar a Schubert, contemplar el mar, comer ostras, dormir en brazos de una mujer, perfumarse, acariciar un perro… Deseos simples, acaso demasiado locos… En nombre de la igualdad, del rechazo de privilegios, se priva a la pobre gente mayor de la satisfacción de los deseos más modestos. Responder a alguno de estos deseos podría ser una ocasión para experimentar nuestra generosidad.

10.
Reconstruir su trayecto de vida. Buscamos darle sentido a todo lo que hemos vivido. Es tiempo de balance, de medir el grado de realización de nuestros mejores deseos. No nos engañemos: hay personas que han vivido una existencia de mucho sufrimiento, y su evaluación es muy positiva: “No me arrepiento de nada. Volvería a tomar las mismas decisiones.” Esta es la vida que ha elegido, ninguno ha podido vivirla por él, y embellece su pasado, borrando errores y desgracias. ¿No lo llamaríamos sabiduría? Cuando se acercan a la muerte ciertas personas rebobinan con prisa el film completo de su vida para dar sentido a la palabra fin. Desean reconstruir el puzzle de su existencia para observar lo que tiene de particular, de única… ¿No se habrá inventado la vejez para darle al hombre un tiempo para ensamblar trozos de camino, para llegar a comprender el carácter único, sagrado de su propia humanidad?

 

                                                 

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