H
ay quienes piensan que he celebrado en exceso
los misterios del cuerpo la piel y su aroma de fruta. ¡Calla,
mujer! me ordenan
No nos aburras más con tu lujuria Vete a la habitación
Desnúdate Haz lo que quieras Pero calla No lo pregones a los
cuatro vientos. Una
mujer es frágil, leve, maternal; en sus ojos los velos del pudor
la erigen en eterna vestal de todas las virtudes. Una mujer que goza es un
mar agitado donde sólo es posible el naufragio. Cállate.
No hables más de vientres y humedades. Era quizás aceptable
que lo hicieras en la juventud. Después de todo, en esa época,
siempre hay lugar para el desenfreno. Pero ahora, cállate. Ya
pronto tendrás nietos. Ya no te sientan las pasiones. No bien pierde
la carne su solidez debes doblar el alma ir a la Iglesia tejer escarpines
y apagar la mirada con el forzado decoro de la menopausia. |