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| Ser
poeta no es vivir a toda sombra, intimista. Ser poeta es encontrar
en otros la propia vida. No encerrarse; darse a todos; ser sin ser melancolía,
y ser también mar y viento, memoria de las desdichas y eso que
fui y he olvidado, aunque sin duda sabía. Cuanto menos pienso
en mí, más se me ensancha la vida. Soy un pájaro
en el bosque y Amparitxu si me mira. He asesinado mi yo, ¡porque
tanto me dolía!, y al hablar como si fuera lo que escapa a la medida,
mis ecos en el vacío retumban sabidurías. |
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Con
todo me identifico y respiro por la herida, y digo que mis poemas
son un vivir otras vidas, y un recrecerme en lo vasco de Amparitxu y su
delicia. Cuanto más me meto en mí,
más me duelen las esquinas.
Cuanto más abro las alas, bien de dolor, bien de dicha, más
descubro unas distancias que, voladas, pacifican. Cuando lean estos versos
no piensen en quien los firma, sino en mi Euzkadi y mi Amparo, y en
un pasado que aún vibra, y en cómo tiemblan las ramas cuando
las mueve la brisa.
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