rotagoniza de nuevo la linda novia refinadas escenas. Entre todas las mujeres del palacio real, ella es la preferida, ella es excepcionalmente única.

 

                                              

1
Mi paloma,
mi perfecta,
es única

6,4–9

 
Lo numinoso fascina y atemoriza, como atemoriza y fascina la poderosa y bella novia del Cantar (6,4):


E res hermosa, amada mía, como Tirsá,
encantadora como Jerusalén,
imponente como ejército desplegado.


Con metáfora urbana –dos capitales de dos reinos– resalta el
novio el embeleso que siente por su amada, el respeto a su poderosa energía, a su contundente presencia. Por eso la pide que desvíe esa mirada que, radiante como sol de mediodía, ciega sus enamorados ojos (6,5a):


¡A parta de mí tus ojos
que me turban!


He cotejado diversas traducciones de este verso, con la siguiente letanía de emociones: tus ojos me fascinan, subyugan, enloquecen, turban, arrebatan, cautivan... Lleva el esposo, digamos, en la cartera –o en el corazón–, una foto-carnet de ella (4,1-3) que muestra a todos con orgullo.
-Mientras enciendes el paisaje de tu rostro con profunda, luminosa mirada, escucha, esposa, cómo te repito con nuevos labios mi vieja letanía (6,5b-7)...


S on tus cabellos como hato de cabras
que ondulan por las pendientes de Galaad.

R ebaño de ovejas son tus dientes,
que suben del baño
todas con gemelos,
ninguna estéril.

T us mejillas: mitades de granada
a través de tu velo.


Para mí eres única, esposa mía, novia mía. Aunque mi palacio sea como un gran hotel con bellas reinas y queridas esposas, tú las aventajas a todas. Para mí eres muy especial, diferente, única (6,8s):


S i sesenta son las reinas
y ochenta las esposas,
no se pueden contar las doncellas.

P ero mi paloma, mi perfecta, es única,
la preferida de su madre,
la favorita de la que la dio a luz.

L as jóvenes que la ven la piropean,
reinas y esposas la celebran.


En un clima cultural en el que tener dos mujeres era frecuente para cierta clase social, y gozar de una gran familia de esposas estaba generalizado entre ricos y reyes (de Salomón refiere la Biblia que amaba a 700 princesas/reinas y 300 esposas/concubinas: 1Rey 11,1ss), la experiencia monogámica del Cantar es revolucionaria, aunque ya en Gen 2,24 ("se junta a su mujer y se hacen una sola carne") se sientan las bases de la exclusividad, y el reiterado mensaje profético de fidelidad a Yavé, único esposo de esposa única, apuntaen la misma dirección.

Hay intercambio profundo de sentimientos en una relación personal: un singular yo se relaciona con un auténtico . Para una madre, para toda persona enamorada, el objeto de su ternura es especial, único. La singularidad nos viene originalmente codificada en los genes, que se extienden por todas las células del organismo. Pero, además, cada rostro es diferente, cada huella digital, cada voz, cada firma... Y el olor, el ritmo respiratorio, las ondas cerebrales, la galaxia de experiencias personales engramadas en nuestro cuerpo/mente.

El verdadero amante se extasía contemplando gozoso a su única como si fuera la primera vez, descubriendo a cada hora nuevos paisajes de piel y alma, nuevos campos de olor, nuevos ademanes, nostalgias y exultaciones nuevas... En cada gesto, en cada palabra, en cada movimiento de los jóvenes del Cantar se expresa un estilo de relación fundada en cálido erotismo y comprometida amistad.

  
 
 



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