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El
9 de marzo de 1937 se casa civilmente en Orihuela con su Josefina. El novio, radiante,
luce uniforme de campaña. Riguroso traje de luto la novia por su padre,
asesinado en Elda a pocos días de iniciarse la contienda. Celebrarán
su luna/sol de miel en Jaén, donde corregirá, ya en abril, las pruebas
de imprenta de Viento del pueblo. A los cuarenta días de felicidad,
tiene la esposa que desplazarse urgentemente a Cox para acompañar a su
madre en sus últimos instantes. Afortunadamente, son suficientes estas
semanas de pasión y erotismo para recibir la soñada noticia (7 de
mayo): "No
sé cómo decirte la gran alegría que tengo con lo que me dices
de que voy a ser padre y cuando lo he leído te hubiera llenado de besos
de arriba abajo, mujer, compañera, tormento mío. Ya me parece que
eres de cristal y que en cuanto te des un golpe, por pequeño que sea, te
vas a romper, te vas a malograr, me voy a quedar sin ti..."
Sólo cuatro días después, le envía
este extraordinario poema, que incorporará en última hora a Viento
del pueblo:
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H
e poblado tu vientre de amor y sementera, he prolongado el eco de sangre a
que respondo y espero sobre el surco como el arado espera: he llegado
hasta el fondo. M
orena de altas torres, alta luz y ojos altos, esposa de mi piel, gran trago
de mi vida, tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos de cierva
concebida. Y
a me parece que eres un cristal delicado, temo que te me rompas al más
leve tropiezo, y a reforzar tus venas con mi piel de soldado fuera como
el cerezo. | |
Imposible
resumir en unas líneas la resonancia personal de estos densos versos entre
el erotismo y la mística. El esposo
canta su amor, su asombro, ante la preñez de la esposa, morena de altos
pechos. El soldado, que vive una soledad
de explosiones y brechas, envidia los besos futuros del hijo, se carga de
razones para luchar (es preciso matar para seguir viviendo, inteligente
consigna de comisario político), y anuncia un futuro de besos hasta gastarse.
Pero
sigamos leyendo... | |