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¡Baila, baila, que te veamos!
7,1-3 | | |
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Llegó
la hora de los músicos. Se ha despejado el patio, y brincan ya las risas
del pandero. ¡Que baile la novia! Entre dos filas de mujeres que palmean
y cantan, sin perder la mirada del esposo, con gracia y alegría se contonea,
y gira, gira en vuelo místico y sensual su carne tostada y
prieta (7,1): |
¡G
ira, gira, sulamita, baila,
baila, que te veamos! Mirad a la sulamita en la danza de los dos coros.
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El
joven poeta del Cantar pasa de tejidos. Radiografía el cuerpo y lo describe
en sus rotundas formas. Sugiere Pikaza que "quizá ningún pasaje
de la Biblia judía o cristiana canta de esta forma la inocencia y atractivo
de un cuerpo de mujer" . De momento, al enamorado se le van los ojos hacia
los pies que retozan y vuelan (7,2a) : |
¡Q
ué lindos son tus pies con sandalias de princesa!
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Bellamente
ensalzó Miguel Hernández los pies de su novia, una novia blanca
y descalza:
"Por tu pie, la blancura más bailable, / donde cesa en diez partes
tu hermosura, / una paloma sube a tu cintura, / baja a la tierra un nardo interminable"
. En
viaje ascensional, le llaman ahora la atención al enamorado las piernas.
El pícaro de Fray Luis observa que el texto del Cantar se refiere claramente
a la "redondez de los muslos y el cuerpo dellos, lleno de una hermosura maciza
y rolliza, y de una gentil perfección" . Los criterios de belleza
han variado; traducciones modernas no hablan tan rústicamente de muslos
sino de caderas (7,2b): |
La
curva de tus muslos es una joya hecha por manos de artista.
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Justifica
el sabio frailecillo por qué destacan los muslos de la novia: "Bien
se descubre sobre los vestidos el grueso y buen talle de los muslos, mayormente
cuando se va con priesa y contra el aire." Y nos advierte que nos preparemos
para lo que encontraremos más arriba, pues "lo que se sigue no sé
cómo las compañeras lo pudieron adivinar" (7,3):
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T
u pubis, una copa redonda donde no faltan vinos aromáticos.
T
u vientre, montoncito de trigo rodeado de azucenas. |
¿No
estará bailando la novia la danza del vientre? Aún hoy, en Egipto
y Turquía, forma parte del festejo de bodas la bailarina del vientre, a
la que imitan, al ritmo de la música, niñas y adolescentes que se
contonean sensualmente con la complicidad de familiares y amigos. Sin duda formaba
parte, en sus orígenes, de un rito de fertilidad para preparar a las mujeres
a ser madres. Donde
hemos escrito pubis, Ravasi traduce pelvis. Y observa: "La
pelvis (el término hebreo indica también el ombligo, el pubis y
el sexo femenino) es como una copa bruñida y perfecta llena de aromas y
bebidas embrigantes y afrodisíacas" . No
menos sugerente nos parece la lectura que hace Santos Benetti de la palabra vientre:
"La metáfora parece aludir a la fertilidad de su seno (trigo) cubierto
por el vello púbico (los lirios )" . Resumiendo: que el movimiento
ondulante de la cintura resalta, más allá de una sensual exhibición
de danza del vientre, la fértil, luminosa celebración del santuario
de la vida. "Menos tu vientre / todo es oscuro. / Menos tu vientre / claro
y profundo" (Miguel Hernández) . | |